Oración dedicatoria de Vzla SUD - WW

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Oración dedicatoria de Venezuela

ORACIÓN DEDICATORIA DE VENEZUELA
Antes de la oración los presentes cantaron dos himnos:
El Alba ya rompe y Un Ángel del Señor, también se leyeron las siguientes escrituras:
3 Nefi 20:10 (La última parte), 14 – 17, 22, 23 Y 21:1 – 7.


He aquí la Oración Dedicatoria:
" Nuestro Padre que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, hágase tu voluntad aquí en la tierra así como en los cielos.

Nosotros, algunos de tus hijos humildes, nos congregamos aquí esta mañana en este recinto hermoso, para cumplir con la asignación dada a nosotros por el Pte. McKay, de dedicar este país de Venezuela para la predicación del Evangelio. Humildemente te pedimos Padre Celestial, nos mires con misericordia. Observa nuestra presencia aquí y deja que tu Espíritu venga y more con nosotros. Danos expresión: danos el Espíritu de Oración: abre nuestras mentes y ayúdanos a acercarnos a ti bajo la dirección del Espíritu Santo.

Padre, estamos muy agradecidos por estar aquí en este hermoso lugar, te pedimos que bendigas al Sr. Manuel Santaella quien nos ha dado permiso de reunirnos aquí en este hermoso jardín. Te pedimos que lo premies por su bondad hacia nosotros. Abre su mente, Padre, para que reciba en el debido tiempo, el Evangelio: que acepte el Libro de Mormón, del cual el Hno. Brewerton ha leído esta mañana algunas palabras de El Salvador. Bendícelo, que él y su casa pueda ser de influencia en abrir la puerta para la predicación del Evangelio en este país.

Estamos agradecidos, Padre Celestial, por los líderes de la Iglesia hoy día. Estamos agradecidos que el Presidente McKay y sus consejeros y los Doce, se hayan dignado abrir este país para predicar el Evangelio. Te rogamos que tú estés con ellos hoy, que fortalezcas a tu Profeta el Pdte, McKay, para que siempre esté en contacto contigo, para que dirija correctamente a Israel durante todos los días que preside sobre nosotros.

Estamos agradecidos por la asignación de venir aquí para dedicar este país para la predicación del Evangelio. Te damos gracias por la restauración del Evangelio en estos últimos días.

Estamos agradecidos por tu aparición con tu hijo, al Profeta José Smith en 1820, en una arboleda, quizás no tan diferente que este sitio. Oh Dios en los cielos, bendice a esta gente aquí en este país que cuando oigan contar la historia de tu aparición al Profeta, que sus mentes se alumbren y Se avive su entendimiento, para que acepten el testimonio del Profeta y se gocen de las bendiciones que vendrán a sus vidas con tal aceptación.

Te agradecemos Padre Celestial, que hayas mandado al Ángel Moroni, al Profeta José Smith y que hayas dado el Libro de Mormón, que le dieras el poder de traducirlo y que tengamos hoy día una historia de tu pueblo que en tiempos antiguos vivía en este y otros países de América, tanto en el Norte como en el Sur. Te damos gracias que tengamos esa historia. Dios amadísimo, rogamos asimismo, que abras los corazones de la gente en estos países para que reconozcan el Libro de Mormón como venido de ti, y como una historia verídica de sus antepasados; es decir, los antepasados de la gente indígena de este país, que vean en él la historia de los que vivían aquí en los días de El Salvado r, y que antecedían y venían después de su ministerio en esta tierra. Padre, t e damos gracias por tu poder, que ha estado con los líderes de la Iglesia y con los miembros de ella a través de los años, desde los días del Profeta José Smith aún hasta hoy día.

Te agradecemos que el Evangelio haya venido a la mayoría de las naciones de esta América en que ahora estarnos, Recordamos y llamamos la atención en estos momentos, al hecho de aquel 25 de Diciembre de 1925, el Apóstol Ballard , quien con tu s siervos, Rulo Wells y Ray Pratt, habían venido a Sudamérica bajo nombramiento del Pdte, Heber J. Grant, a Buenos Aires, Argentina, dedicaron en general toda Sudamérica para la predicación del Evangelio . Estamos agradecidos por el éxito que ha tenido la Iglesia en los países Sudamericanos de aquel día hasta el día de hoy. Y ahora, Padre, estamos agradecidos que el Pdte, McKay se haya dignado que se abra la Obra aquí en Venezuela específicamente, y que nos hayas mandado aquí para abrir la puerta.

Así que ahora, por el poder del Santo Sacerdocio y obedientes a la asignación que se nos ha dado, con la Autoridad del Santo Apostolado que tiene las llaves y abrimos la puerta, y abrimos este país de Venezuela para la predicación del Evangelio. Te pedimos que nos aceptes esta dedicación y esta apertura de la puerta, y que se haga nota de ella en el cielo. Rogamos Padre, que bendigas a la gente y esta tierra. Han vivido en la oscuridad a través de los siglos en esta parte de Sión, Necesitan Señor, el poder expiatorio del Evangelio de Jesucristo, para que puedan salir de la oscuridad a la maravillosa luz de la verdad y mirar hacia adelante y prepararse para aquel gran día en el no muy distante futuro que melva el Señor a la tierra. Rogamos que abras sus mentes a la verdad que les será traída.

Rogamos que bendigas al Pdte. Brewerton y su esposa y sus sucesores que presidirán sobre la obra misional en este país, con gran sabiduría, con entendimiento de lo alto, con la dirección del Espíritu Santo en cuanto a quienes serán mandados aquí y cómo se efectuará la obra entre esta gente.

Oh Dios, bendice a los miembros de la Iglesia en este país, algunos de los cuales están aquí ahora en esta loma con nosotros en esta ocasión sagrada, que se dediquen de nuevo a vivir el Evangelio por medio de sus acciones y en sus conversaciones; que puedan irradiar tal influencia que le hará entender a la gente de este país que son guiados por algo más que la sabiduría de este mundo. Bendice al resto de tu pueblo aquí y todos los que vendrán aquí, que desde esta hora misma, Venezuela pueda empezar a prepararse en aceptar el Evangelio de Jesucristo.

Vendrán aquí dentro de poco, Padre Celestial, bajo la dirección del Pdte, de la Misión, misioneros. Abre el camino delante de ellos y dales sabiduría para que sepan cómo llegar a la gente. Dales expresión de lo alto por el poder de tu Espíritu. Ayúdales a enseñar con sabiduría y por el Espíritu con tanto poder que hombres en números grandes serán movidos a escuchar y que ardan sus corazones con testimonio. Concede que la gente entre a la Iglesia en números grandes y que la obra crezca rápidamente, Padre, para el beneficio de las gentes de este país.

Míranos, Padre, hacia el día cuando las grandes pro mesas hechas por El Salvador durante su ministerio en los Nefitas después de su resurrección, se cumplan. En vista de que el Libro de Mormón ya se está enseñando a la gente de esta nación, la última en abrirse a la predicación del Evangelio, sabemos por qué ha dicho El Salvador que estás trabajando entre las naciones para cumplir con el convenio con Israel de llevarles de vuelta a los países de su herencia, parte de ellos a Jerusalén, parte de ellos a la tierra de José donde se levantará la Nueva Jerusalén en su gloria y donde la antigua ciudad de Enoc volverá a la tierra para reunirse con la Jerusalén que se edificará en esta tierra.

Estamos mirando hacia estas cosas, Padre Celestial, y sabemos que antes que acontezcan, los indios, los descendientes de Lehi y otros pueblos del Libro de Mormón, han de oír el Evangelio. Sabemos que aquí en Venezuela hay mucha gente de la tierra que se han congregado de la antigua tierra de Sión, hasta aquí, que no son descendientes literales del Padre Lehí. Rogamos que los bendigas, y bendice nos a nosotros que podamos recoger de en medio de ellos, a todos los de la sangre de Israel. Pero Padre, aligera el día cuando podamos llevar el Evangelio a los indios mismos; cuando empiece a quitarse la oscuridad de sus mentes, corazones y ojos; para que vean las maravillas del Evangelio y entren en la Iglesia en grandes números. Oh, Padre; sabemos que de ahora en adelante empezarán a entrar a la Iglesia y que Tú harás una obra maravillosa entre ellos.

Da prisa, para que estén preparados en el no muy distante futuro, por medio de la reformación de sus vidas por el poder transformador del Evangelio con la autoridad del Santo Sacerdocio y en el Nombre de Jesucristo, Nuestro Redentor, Amén”.

 

Página de Historia en Venezuela

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